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Pero aquella región no bastaba para mantener a los dos: tenían demasiados bienes para poder habitar juntos. Además, los cananeos y los fereceos también habitaban allí. Y empezaron las fricciones entre los pastores de los rebaños de Abrán y de Lot. Así que Abrán dijo a Lot:

— No quiero que haya altercados entre nosotros dos ni entre nuestros pastores, porque somos hermanos.

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